En nombre de Stigas Patagonia Sur, hacemos llegar a Ud. nuestros mejores deseos de
felicidad para esta navidad y prosperidad para el año venidero;
convencidos que el mismo será una gran oportunidad para renovar nuestras
esperanzas de concretar un futuro más venturoso, más justo y
democrático para todos.
CD; STIGPS
8 comentarios:
Paro Nacional en apoyo al Cro. Hugo Moyano!!!!!!!!
muchas gracias compañeros..!!
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eu chantas comiencen las paritarias.....
o que esperan
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Guarda con arrastrarse ante la yegua madrina algunos son muy obsecuentes de la kretina
Cito un fragmento del trabajo de Eduardo Basualdo y Daniel Azpiazu para FLACSO que publicaran conjuntamente la Universidad Nacional de Quilmes y Página 12 hace unos años.
principios de los años 90. El texto que cito describe el “trabajo sucio” que el gobierno nacional llevó a cabo en las instancias inmediatamente anteriores a cada privatización.
Dicha “labor” tenía por finalidad en primer lugar legitimar ante el público y presentar como conveniente y deseable el emprendimiento privatizador. Además, buscaba hacer de las empresas públicas entidades atractivas y apatecibles para el capital privado. En ese sentido también se buscó garantizar una rentabilidad elevada a los futuros adjudicatarios de las privatizaciones.
Los mecanismos van sobre dos ejes: el primero es la implementación de incrementos considerables en las tarifas al tiempo que se deterioraba la calidad de los servicios y el desempeño de las empresas públicas a privatizar. El otro consistió en implementar fuertes reducciones de personal en las empresas públicas de modo de evitarle la impopular tarea a las empresas privatizadas.
A continuación, la selección (los resaltados son míos):
Por último, cabe detenerse brevemente en el análisis de otro de los elementos distintivos del proceso de privatizaciones argentino. Se trata de lo que puede denominarse el “trabajo sucio” realizado por el gobierno menemista con anterioridad a la transferencia de las firmas estatales al sector privado (…).
Con respecto a la primera de las dimensiones mencionadas, un muy claro ejemplo lo ofrece la privatización de ENTel que, sin duda, emerge como uno de los casos emblemáticos: al cabo de los diez meses previos a la venta de la empresa el valor del pulso telefónico se incrementó, medido en dólares estadounidenses, más de siete veces entre enero y noviembre de 1990 pasando de u$s 0,47 a u$s 3,81 por pulso telefónico durante la intervención de la Ing. María Julia Alsogaray (en un período en el que los precios mayoristas se incrementaron un 450%, y el tipo de cambio -”apenas”- un 235%).
(…) Asimismo, en la privatización de Gas del Estado, concretada a fines de 1992, se verificó un fenómeno similar. En este caso, basta confrontar los volúmenes comercializados y la facturación de Gas del Estado en 1992, respecto a los correspondientes en 1993 a las ocho distribuidoras en las que se segmentó la última fase de la cadena gasífera, para inferir la presencia de aumentos sustantivos en el precio medio del gas natural. En efecto, mientras el volumen consumido de gas natural por redes (es decir, la demanda) aumentó, entre 1992 y 1993, un 5%, la facturación agregada de las ocho distribuidoras en 1993 creció un 23% respecto a la de Gas del Estado en el año anterior, al tiempo que el precio promedio se incrementó un 17%, siempre entre 1992 y 1993, en consonancia con la transferencia de la empresa estatal al sector privado (Azpiazu y Schorr, 2001b).
Por último, cabe destacar que a principios de 1991, la Administración Menem desplegó una estrategia tendiente a crear y garantizar las condiciones propicias para efectivizar la transferencia de Obras Sanitarias de la Nación al capital concentrado. En ese sentido, se promovieron importantes aumentos de las tarifas del servicio de forma de tornar mucho más atractiva la futura concesión del mismo al capital privado: en febrero de 1991 se dispuso un aumento del 25% en la tarifa promedio; en abril de ese mismo año (ya en el marco de la Ley de Convertibilidad) se aprobó otro aumento tarifario del 29%; en abril de 1992 se incluyó la aplicación del IVA (18%) a las tarifas; y, finalmente, poco antes de la transferencia de la empresa se dispuso otro aumento tarifario del 8% (Azpiazu y Forcinito, 2001).
mucho boludeo.
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